Almería es un lugar lleno de rincones. Éstos le dan una magia que en pocos lugares existe. Tere y Carlos me llevaron a uno de esos lugares. Un lugar muy escondido que, de primeras, me sorprendió un poco. No entendía porqué allí y no en otro lugar. Cuando encontramos el lugar y nos sentamos lo comencé a entender.

Ellos, sin mediar palabra, se miraban y sonreían mientras me contaban su historia. Comimos y bebimos un poco antes de empezar, para calmar algún que otro nervio.

Yo saqué la cámara lentamente de mi mochila sin intentar ser visto. Y sin darnos cuenta, ya habíamos empezado. No fuimos a hacer una típica sesión de preboda. Fuimos allí porque querían contar una historia, la historia de su noviazgo, del lugar donde se conocieron y del lugar donde comenzaron a enamorarse.

Ninguno de los dos me dijo nada; entendí a la perfección lo que quisieron contarme a través de las imágenes. Ellos me lo contaron con sus miradas, haciendo el tonto y sintiéndose libres.

Gracias Tere y Carlos por compartir. Gracias por vuestra magia.